lunes, febrero 19, 2007

dos y cuarenta

Te quiero mujer. Pero no porque sos vos. O a pesar de eso. Te quiero porque sos todas, o todas son vos. O mejor aun. Porque podrías ser cualquiera, o cualquiera podría ser vos.

Porque querer, que es amar al fin, o una variación del mismo es, al fin y al cabo, buscar en una mujer, lo que tienen todas juntas, y lo que no tiene ninguna.
Entonces mujer, no te gastes en rechazarme, porque lo que encuentro en vos, mañana encontraré en otra. Probablemente, crea que es eterno, durante algunos instantes, y luego tal vez te recuerde, o espere a la próxima que vendrá. Que quizás sea la misma. Que se fue, o que vino.
Porque tu nombre, que es el NOMBRE. Podría ser cualquier nombre, cualquier rostro, cualquier palabra, cualquier sueño. Un sueño, o miles de ellos.
Así que no me des tu amor. Si total me lo vas a dar igual. O a fingir que si. Y fingiremos juntos. Que total, ya se está en el baile. Y además de eso se trata. De creer las mentiras que nos decimos. Aunque sean sinceras. Aunque parezcan verdades, o aunque parezcan mentiras.
Dame la mano, que te daré la mía. Al menos por esta noche, mañana es otro cantar. Y estarás o no, o estaré o no. Da lo mismo, si el instante es el acceso a la eternidad. Que se acaba con la primera aurora. O con la última.
Entonces te quiero mujer. Pero sólo esta noche. Y cuando te jure amor eterno, no me creas, porque yo sí lo voy a hacer.

Y cuando me susurres al oído, sabé que voy a creerte. Pero sólo por algunas horas.
Que mañana será otro cantar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no deja de decir cosas lindas nunca?


yuo quiero que me hablen asi de vez en cuando.

Dana dijo...

Y todo que es nada...
Y ayer que será igual a mañana, pero distinto...
Me encantó su escrito!..una belleza :)